martes, 8 de abril de 2014

10 años del "Milanazo"

   Ayer se cumplieron 10 años de la mayor hazaña de la historia del Deportivo de La Coruña. Una hazaña que a día de hoy continua siendo única, ya que ningún otro equipo ha sido capaz de remontar tres goles en una eliminatoria de Champions desde la temporada 91-92, cuando se cambio el formato de la competición.

   No solo fue el hecho de la remontada lo que la hizo tan especial para el Deportivo, fue también el hecho de remontarle al todopoderoso Milan que la temporada anterior había sido campeón. Además contaba en sus filas con jugadores de la talla de Schevchenko, Cafú, Maldini, Kaká, Pirlo, Seedorf, Rui Costa y compañía. Un equipo plagado de estrellas y que llegaba a Riazor con la idea de que iba a ser un partido de tramite antes de las semifinales ante el Oporto. Pero nada más lejos de la realidad.

   El Deportivo, desde el pitido final en San Siro hasta el inicial en Riazor, fue cambiando su mentalidad poco a poco hasta creer por completo en la posible remontada, que al final se llevo a cabo. Para ello Irureta, técnico de aquel maravilloso equipo, había señalado como crucial marcar al menos un gol en la primera parte para así poder incordiar a los italianos en el segundo tiempo, pero finalmente serían tres goles en el primer tiempo y uno en el segundo ya para sentenciar. Y todo salió de la mejor manera posible, ni en un sueño el técnico se pudo haber visto en una situación mejor de la que se encontró en el descanso.

   Y es que el Deportivo jugo un partido magnifico, un partido que se puede considerar casi como dos encuentros por lo diferentes, a la vez que excelentes, que fueron los dos tiempos. El primero estuvo basado en las bandas como forma de romper la defensa milanista. Cambiar constantemente de banda el juego, bien por abajo o bien por alto pero siempre con rapidez, para que el Milan se viera obligado a bascular varias veces en poco tiempo y provocando así algún desajuste, como ocurrió en el primer gol. La jugada comenzó en la izquierda con Romero, llego a la derecha a Manuel Pablo y rapidamente volvió a la otra banda con Romero, que puso un centro raso hacía Pandiani, que recibió solo y envió el balón al fondo de las redes, tras deshacerse de Maldini con un amago, cuando solo iban 4 minutos de partido. El segundo llego a los 22 minutos, obra de Valerón tras un centro desde la izquierda de Luque en el que Dida hizo una mala salida, y nos colocaba a tan solo un gol de la remontada con más de una hora todavía por delante. Pero no se haría esperar mucho, ya que Luque marco el tercero en el minuto 44 al ser más pillo y rápido que Cafú y Nesta. 3-0, clasificados, descanso, y justo llego la imagen más curiosa de la eliminatoria, los jugadores del Deportivo se marcharon todos corriendo a los vestuarios como si no quisieran que el partido parase en ningún momento, reflejo de lo concentrados que estaban en el encuentro.


Valerón y Victor celebrando el segundo gol de la noche.

   La segunda parte fue más táctica. Se adelantaron líneas, la defensa estaba a 30 metros de Molina, para ejercer una presión asfixiante sobre los jugadores del Milan - Andrade, Mauro Silva y Pandiani fueron fundamentales en ello - acompañado de un fuera de juego ejecutado a la maravilla. En ataque se ejecutaron posesiones más largas con las que se evitaban contras y cualquier opción de sorpresa por parte del conjunto italiano. El equipo acabo fundido por este trabajo, y provoco que al final el Milan dispusiera de la mayoría de sus ocasiones, pero se encontraron una y otra vez con Molina, que fue otra pieza fundamental. No fue fundamental solo por los minutos finales, si no que al comienzo del encuentro detuvo una volea de Tomasson y, con 1-0 en el marcador, le paro un mano a mano a Kaká que se convirtió en una de las jugadas míticas del encuentro. En esta segunda parte llegaría el cuarto gol, el que daría la tranquilidad necesaria, y sería obra de Fran al rematar un centro desde la derecha de Victor. Estaba destinado que el jugador que había sido referencia todos esos años marcara el último gol, el último también para el como profesional, en una de las noches más importantes de la historia del club donde creció, se formo, se consagro y se retiro.

   Y es que hubo un momento en el que fuimos más grandes todavía, porque grandes seguimos siendo. Noches europeas mágicas, en las que en cada rincón de España había alguien que se identificaba y apoyaba al Deportivo en su lucha contra los grandes. Aquella remontada al PSG, la noche de Highbury, hazañas históricas que quedaran para la memoria de todos los deportivistas, jovenes y no tan jóvenes, como momentos importantes en sus vidas. Al año siguiente perderíamos todos los encuentros en la Champions y, salvo alguna aparición esporádica, no volvería sonar el himno del Deportivo en competiciones europeas. Después casi todo fueron temporadas en la zona media-baja de la Liga sin pena ni gloria, siendo el último gran momento el ascenso de hace dos años que se busca revivir esta temporada, algo vital ahora mismo, pero que de no conseguirse no cambiaría en nada la relación equipo-afición y afición- equipo que hay en A Coruña. Porque, como canta la afición, "Ser de los que ganan es muy fácil, ser del Deportivo nos parece mejor".

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